Educación emocional: La clave para formar líderes del futuro.

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Introducción a la educación emocional.

El mundo cambia a pasos agigantados y está dejando en nosotros la sensación de que lo que conocemos y hemos aprendido, en la mayoría de los casos, no nos sirve para los desafíos que diariamente se nos presentan. Navegando en esta ola de cambios galopantes, la única manera de enfrentarse y adaptarse a ellos es afrontar el mundo, y lo que es más importante, a las personas con la mayor responsabilidad e inteligencia emocional posible. De aquí se desprenden varias preocupaciones que quiero presentar. No es que estas preocupaciones sean exclusivas de la educación en ciencias económicas, pero desde aquí quiero plantear cómo influyen en esta formación algunos desafíos actuales de la educación, cuáles deben ser, en tiempos actuales, las competencias y finalidades si hablamos de formar en economía y empresa en concreto, y qué permiso u obstáculo tenemos teniendo en cuenta el contexto legal tanto del gobierno del Grado en Economía como del máster habilitante en el ámbito del título profesional de economista.

En primer lugar, quisiera reflexionar un poco sobre la educación en un mundo que cambia a ritmos galopantes en ciencia y en tecnología, pero también en valores y costumbres. Es más importante la adaptación que la acumulación de conocimientos y en este marco se potencia el aprendizaje permanente que no se formula solo por la adquisición de competencias y habilidades, sino por la presencia de un aprendiz con actitudes motivadas, creativas, reflexivas, con una sana autoestima, seguras, críticas, decididas y empáticas, etc. En definitiva, con tener la llamada inteligencia emocional. Hace 20 años no se hablaba de ella; hoy arranca con fuerza en la educación. Innumerables expertos dan fe del gran proyecto formativo que hay en torno a este tema. Es posible que haya llegado para quedarse por la cualidad: es la inteligencia que nos permite enfrentarnos con el mayor grado de eficacia al entorno.

¿Qué es la Educación Emocional?

Desde la vertiente académica y científica, educar las emociones es casi imperativo hoy en día. Literalmente, vivimos el tiempo de las emociones. Es probable que nunca antes haya sido tan importante, como en la actualidad, poseer una competencia emocional demasiado extensa. Del mismo modo, se ha referido, "la inteligencia emocional" en un gran best seller, precedido por el reconocimiento científico en la académica de 1973. La publicación elevó la psicoterapia a la categoría de Guía para el laberinto emocional; desde la literatura, se confrontó la sabiduría oriental sobre el arte de vivir.

Definiremos a continuación un concepto clave en inteligencia emocional, en realidad la base de la misma. La emoción, aunque en ocasiones y dependiendo de su contexto, es referida como "estado de ánimo" o "sentimiento" y componentes de la "personalidad", siempre es un fenómeno complejo que no se define fácilmente. Sin embargo, creemos que es la base del éxito personal, relacional y profesional en especial. Las emociones forman parte de la esencia humana, acompañándonos desde que nacemos hasta que morimos. Son consecuencia de la reacción de nuestro organismo a determinados estímulos internos y externos que captamos por mediación de los sentidos y reconocemos como agradables o desagradables; causándonos placer o displacer. Dichos estímulos los percibimos de un modo subjetivo. Su función es generarnos información para la conservación o supresión de aquello que hemos percibido, siendo la supervivencia animal la función terciaria. El carácter prioritario del conocimiento debemos entenderlo como tal.

Importancia de la educación emocional en el desarrollo personal y profesional.

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Desde esta perspectiva, la inteligencia emocional (IE) se convierte en un componente clave para el desarrollo exitoso de las competencias genéricas y de los talentos que garantizan el acceso y el desarrollo profesional. Es decir, el directivo competente es el que posee la capacidad de gestionar adecuadamente todas sus emociones y las de los demás, gracias al conocimiento que posee sobre ellas y su capacidad para identificarlas y regularlas en el ámbito personal y social. Los resultados obtenidos por los modelos de evaluación de competencias genéricas y de las diferentes teorías de la IE revelan íntimas relaciones entre ambas. La IE facilita el liderazgo que promueve la cohesión, el establecimiento y el mantenimiento de relaciones de confianza y empatía, la adopción de posturas asertivas, la toma oportuna de decisiones, la resolución de conflictos y la gestión de crisis, entre otros aspectos.

Para las emociones, no solamente nos ayudan a entender el mundo y la realidad que percibimos, sino que su comprensión permite formular y potenciar numerosas destrezas como el razonamiento, la solución de problemas, la toma de decisiones, la gestión de conflictos o el establecimiento de metas. Tras 13 años de experiencia en la dirección y gestión de más de 20,000 personas en el grupo Volvo, considera que el liderazgo auténtico, el que mejora la eficacia y sostenibilidad del equipo, organización y sociedad, es el basado en la IE. Aunque la educación emocional se valora por el papel decisivo que juega en el desarrollo personal y escolar, conviene saber que hoy en día, en la Sociedad del Conocimiento, también influye de forma directa en el currículum implícito o moral del aula.

Habilidades emocionales necesarias para el liderazgo.

¡Cuando las emociones transforman vidas!

Desarrollo personal: Para llegar a influir en los demás, lo primero es conocerse uno mismo, con sus características y peculiaridades personales. Un buen líder debe conocerse profundamente, eliminando aquellos rasgos que no favorezcan su liderazgo. Desarrollar la empatía, saber sentir lo que siente el otro y mostrar más empatía. Luchando contra la agresividad e impulsividad, asertividad. Se propone también una mayor autoestima personal; mostrarse más seguro con respecto a uno mismo se transmitirá a la plantilla seguridad y autenticidad.

Relaciones interpersonales: A partir de la individualidad del líder, es importante desarrollar las habilidades de trabajo en equipo significativo. En la formación del directivo, los gestores han de tomar conciencia de que su éxito está claramente vinculado al de su equipo. Es primordial enseñar a comunicarse; por ello se proponen formaciones sobre cómo hablar de una forma efectiva, saber crear un buen ambiente en el grupo de trabajo, participar activamente en el trabajo en equipo para que de esta manera se pueda maximizar la eficacia. Uno de los aspectos a potenciar es comprender intuitivamente lo que los demás piensan y sienten. Se trabaja mediante ejercicios con objetivos específicos.

Inteligencia emocional: El trabajo de las inteligencias emocionales consiste en tres zonas claramente diferenciadas pero vinculadas. Por un lado, la autoconciencia emocional, reconociendo los propios sentimientos y su efecto. La autorregulación, la capacidad de controlar estos impulsos propios. Dirigir el estado de ánimo hacia un objetivo, regular tensiones y ser proactivo. La segunda área a tratar es la competencia social: mantener buenas relaciones con los demás, habilidades comunicativas y sociales, competencia en la negociación. Y por último, la inteligencia ejecutiva. La capacidad para motivarse uno mismo, mantener el estado de ánimo e impulsarse a uno mismo. Guardar esperanza y perseverar en el empeño ante obstáculos.

Impacto de la educación emocional en el ámbito educativo.

Más allá del aula: Habilidades para la vida

La inclusión de la educación emocional en los programas escolares representa actualmente un valor añadido evidente para la institución, para las familias y para los propios alumnos, y sus efectos van mucho más allá de los propiamente académicos. La educación emocional resulta esencial para la formación integral del alumnado, a quien ayudará a encontrar un equilibrio y bienestar, tanto a nivel personal como social. Su implantación en el currículo y estructuración a partir de objetivos claros y secuenciados permitirá: fomentar un ambiente educativo más agradable y saludable en el aula; mejorar los aprendizajes; reducir la ansiedad y el estrés; potenciar la autoestima, la autoeficacia y la personalidad en todos sus aspectos; incrementar el uso de estrategias autorreguladoras del propio aprendizaje; prevenir el absentismo y abandono escolar; disminuir la violencia; mejorar las relaciones interpersonales, permitiendo la participación; reducir la conflictividad; reducir comportamientos no saludables, etc.

A nivel del conjunto del profesorado, la educación emocional contribuirá a mejorar la salud laboral y el nivel de bienestar personal, reduciendo el posible estrés docente existente. Al ser los docentes el modelo que los alumnos tomarán de referencia en primer lugar, preocupándose de su formación integral y bienestar, estarán promoviendo aulas más agradables y con ambiente saludable, incrementando la satisfacción personal de todos los implicados en el proceso cíclico de enseñanza-aprendizaje (alumnos, profesores y familia). Aquellos alumnos que experimentan situaciones de emociones agradables o positivas razonan en función de la certeza y el desapego emocional. Toda emoción incluye un juicio de valor y una disposición a actuar.

La educación emocional no solo beneficia a los estudiantes en el ámbito académico, sino también en su vida personal y profesional. Personas con alta inteligencia emocional son más capaces de manejar el estrés, trabajar en equipo y adaptarse a los cambios. Estas son habilidades esenciales en un mundo donde la única constante es el cambio.

Además, la educación emocional puede ser una herramienta poderosa para prevenir problemas como el bullying, la depresión y la ansiedad. Al enseñar a los estudiantes a entender y gestionar sus emociones, les estamos dando herramientas para enfrentar los desafíos de la vida.

Programas y metodologías efectivas en educación emocional.

En la fundamentación teórica de la educación emocional se ofreció un amplio abanico de programas y metodologías efectivas que justifican la eficacia de dicha educación emocional. Una de las primeras metodologías que obtuvo excelentes resultados fue la propuesta por un psicólogo con un nuevo enfoque de la relación de ayuda, adaptándolo a la educación. Se defiende un enfoque centrado en el cliente, favoreciendo la congruencia o autenticidad mediante la sensibilización emocional y la toma de conciencia emocional. El terapeuta incide en el desarrollo de la aceptación positiva incondicional, haciendo desaparecer la etiqueta social. Únicamente partiendo del principio de seguridad fomentado por un entorno adecuado y cálido, el estudiante escucha y experimenta las emociones de sus semejantes con seguridad. Los movimientos de los sesenta demostraron óptimos resultados en la toma de decisiones honestas, asertivas y resolutivas; en la superación personal, en el entrenamiento creativo.

Otros métodos que han aportado en el proceso de enseñanza y aprendizaje de las emociones son el análisis de las situaciones problema que se van planteando en el decurso evolutivo, las actividades recreativas y la organización, mediante experiencias de vivencias de las reacciones emocionales a determinados estímulos emocionales. La educación emocional debería ser una propuesta práctica del 'Conocimiento de uno mismo'. Así se ofrece una serie de técnicas y dinámicas grupales para experimentar sus emociones. Otro método a tener en cuenta desde que surgió el concepto en los albores de la educación emocional es la inteligencia modélica pedagógica. Alimentado principalmente por la autobiografía, ya que 'ser feliz no se enseña'. Experimentar tu misma felicidad y bienestar con tu 'inteligencia modélica' garantizaba el desarrollo ético.

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El papel de los educadores en la promoción de la educación emocional.

La promoción de los referentes de actuaciones que mejor favorecen el desarrollo emocional en el centro educativo o en el parque o campamento encaja dentro de esa tarea imprescindible que es la de elaborar y comunicar normas, poner límites, etc. Por eso, la presencia de tales referentes enriquecerá el contenido y la eficacia de su actuación disciplinadora. Para ello se va a partir del análisis realizado en el primer apartado, organizándolos en cinco tareas: comunicar normas, mostrar afecto al educando, mantener una relación personal con cada miembro del grupo, ayudar al educando a que desarrolle su potencial y favorecer el cambio. Los educadores saben de la existencia de competencias vinculadas a las emociones y, por ello, son conscientes de que a la hora de ayudar a los chicos y chicas a desarrollarse de forma integral han de incluirlas. Además, ellos mismos también emplearán una y otra competencia para aplicar de mejor o peor forma su disciplina. Por lo tanto, las preguntas centrales serían: ¿son conscientes los educadores de la forma en que emplean sus competencias emocionales o actitudinales? y ¿saben emplearlas de la mejor manera?

Al igual que en el ámbito familiar, los educadores educan más con lo que son (cómo actúan) que con lo que dicen; por tanto, necesitarán ir más allá de su saber y decidir sobre el ejercicio de la acción, decisiones que se encuentran fundamentadas por saberes no conscientes y sin objeto, que son los principios o actitudes del educador. Así pues, se trataría de fomentar el conjunto de actitudes que ayuden a promocionar el desarrollo emocional del educando con cada uno de los distintos roles que el profesor asume en la escuela o en el parque o campamento. No conviene, por tanto, considerar la competencia emocional como si se pudiera aparecer por arte de magia solo para aplicar durante una lección o para tener un trato más humano en un momento determinado; tiene poco sentido y parece poco ético. Para nuestro deber moral como educadores, las competencias emocionales son una parte intrínseca de las competencias propias del área o materia educativa y que se manifiestan de manera integral y consustancial con esta.

La educación emocional en el entorno laboral.

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Partiendo de la idea de que en el entorno laboral las competencias emocionales se han convertido en predictores de alto rendimiento, se puede concluir que, en un futuro previsible, los profesionales poseedores de estas habilidades, que aunarán a los conocimientos técnicos, serán más demandados en el mundo de la empresa. Es por esto que la formación universitaria se ve insuficiente para la realidad laboral futura. Es el Espacio Europeo de Educación Superior quien reclama la introducción en los planes de estudio de las competencias personales, los valores y las habilidades emocionales, lo que fomenta una mayor vinculación entre la universidad y el mundo laboral.

Este enriquecimiento de la formación superior para la adaptación y competencias emocionales en el entorno profesional viene planteado en un informe elaborado por una red de educación superior. Afirmación respaldada por un estudio en el que se señala que las habilidades emocionales son el complemento perfecto para el currículum formativo. El 65% del rechazo de una contratación de una persona con alto grado académico radica en su “actitud”; en su grado de frustración, su respuesta a situaciones de presión, tolerancia al cambio y trato. Contraposición de desmotivación, incompetencia para el cargo y ausencia de habilidades interpersonales; “requires a mixed profile of technical, management and negotiation skills, sense of order and high organizational capacity, autonomy and communication.”

Casos de éxito en la implementación de programas de educación emocional.

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Los siguientes apartados recogen distintos casos en los que se llevan a cabo programas de educación emocional en centros educativos, cuyos resultados sugieren que este tipo de intervenciones son robustas, coherentes y adecuadas para la FLC. Por decirlo de alguna manera, estos programas de educación emocional actúan empíricamente como iniciadores de la FLC. Casi contra la intuición, en todos los casos presentados a continuación, la introducción de un programa de educación emocional para formar niños y niñas emocionalmente competentes va seguida de mejoras en los aprendizajes académicos. Existen ciertamente muchas razones diferentes que podrían explicar estos resultados, pero entre las más probables se encuentra el hecho de que, gracias a su formación emocional, los niños y niñas dejan de estar preocupados por problemas que desconocen cómo solucionar y, en consecuencia, tienen más energías para centrarse en los contenidos escolares. Si esto es correcto, para las personas interesadas en el liderazgo ha de tener consecuencias.

Un colegio, situado en la vibrante ciudad de Madrid, se destaca como uno de los centros educativos de enseñanza pública en España donde se ha implementado con éxito el Programa de Optimización del Rendimiento Académico. Este programa incluye un enfoque significativo en la educación emocional. A tan solo dos meses del término del primer año de intervención, los resultados obtenidos son realmente alentadores: se ha observado una notable disminución tanto en el número como en la intensidad de los conflictos interpersonales. En las familias que están involucradas en la evaluación, se han registrado puntuaciones positivas en la dimensión de disciplina positiva. Además, los informes graves de acoso escolar prácticamente han desaparecido, lo que sugiere un ambiente escolar más seguro y armonioso.

Desafíos y barreras en la integración de la educación emocional en el currículo educativo.

1. Nuestros propios sentimientos a nivel personal y profesional.

2. La sobrecarga de contenidos y asignaturas en el currículo actual.

3. Falta de formación al profesorado y de diagnósticos claros e instrumentos de intervención eficaces.

Una de las claves que verdaderamente posibilita la enseñanza y el aprendizaje es disponer de diagnósticos claros de la evolución emocional del alumnado integrados en las prácticas del profesorado, así como disponer de metodologías o técnicas de intervención que sean realmente eficaces en función del diagnóstico realizado. El exceso de diagnósticos puede dar lugar a la aparición de prácticas de control sobre el alumnado con relativas carencias éticas. Asimismo, nos encontramos con que muchos de los programas actuales de educación social pretenden promover actividades que despierten emociones, descuidando el cambio de hábitos, pensamientos y actitudes que permitan avanzar en la autogestión emocional.

4. Carencias en la evaluación formativa del desarrollo personal y social del alumnado. Aparecen temas optativos dentro de las áreas de conocimiento especiales para aquellas etapas/cursos educativos donde se deja de lado la posibilidad de profundizar en el desarrollo personal/social/profesional del alumnado. Es importante realizar procesos de validación rigurosos que aporten evidencias razonables de sus actividades. A menudo, se plantean propuestas optativas que no favorecen en ningún sentido el desarrollo personal de los alumnos ni tampoco producen resultados académicos positivos, y que son rechazadas por los propios estudiantes. Se deben fomentar programas que puedan proporcionar a los estudiantes el autoconocimiento básico necesario para garantizar su progreso personal, profesional y social.

Recomendaciones para fomentar la educación emocional en todos los niveles educativos.

Existen ciertas medidas para fomentar la educación emocional que pueden ser de aplicación en cualquier nivel de educación, como las siguientes:

a) El desarrollo de tareas que permitan a los alumnos discriminar las emociones que experimentan figura como la actividad más efectiva para el progreso personal de los estudiantes. Llevar a cabo actividades de discriminación emocional parece el primer escalón que debe recorrer un alumno. Se recomienda elaborar actividades relacionadas con el ámbito de interés del alumno.

b) Fomentar un ambiente de respeto hacia el alumnado por parte del profesorado supone el segundo paso en favor del desarrollo personal de los participantes en cualquier tipo de programa. Se ha tratado de poner especial énfasis en el respeto a las valoraciones u opiniones que manifiestan los propios alumnos frente a los distintos temas o actividades que han venido produciéndose. De este modo, en todas las sesiones del programa, tras diferentes actividades, el alumnado tiene la oportunidad de compartir sus propias experiencias o reflexiones con el fin de favorecer un clima emocional positivo.

c) Enseñar habilidades para el control emocional en el aula es primordial, ya que el docente debe cuidar no solo la calidad de la interacción entre ambos, sino también la cantidad de dicha interacción. No se trata tanto de emplear más tiempo, esfuerzo y recursos en la mejora del desarrollo emocional del alumnado como en la adecuación del papel del profesor como agente facilitador del mismo. Es importante que el docente prepare el espacio que va a ser escenario del acontecimiento, ofreciendo un entorno emocional seguro y aceptante.

Conclusiones y reflexiones finales

Los cambios sociales y el advenimiento de la sociedad del conocimiento han provocado importantes cambios en el mundo educativo. Los antiguos paradigmas y modelos educativos están siendo revisados y debatidos. En este nuevo marco educativo, la consideración de los afectos como núcleo para el desarrollo del individuo y su autonomía emocional cobra gran relevancia. Este enfoque hace imprescindible abordar la educación emocional, trascendiendo una educación centrada solo en el conocimiento. Sin ella, la democracia no se convertirá en una experiencia cotidiana ni en una cultura duradera, impidiendo enfrentar la incertidumbre, el cambio y el miedo de manera saludable. El desarrollo de la inteligencia emocional influye positivamente en el proceso madurativo del individuo, logrando una base más coherente y estable de valores, afectos y habilidades avanzadas propias de niveles superiores de desarrollo.

Enseñar la personalidad implica profundizar en la afectividad de cada niño, no solo en su relación con otros. Los alumnos deben entender con quiénes piensan, sienten y trabajan. La escuela debe mostrar que pueden identificar sus sentimientos y utilizarlos para trabajar con los demás. Es crucial plantear verdaderos problemas competenciales para debatir en clase, generando el deseo de obtener información y desarrollar proyectos enriquecedores.

Llamado a la acción:

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